Uno o dos años después del fallecimiento, esa suele ser la fecha media en la que se comienza a descuidar la limpieza de lápidas de los familiares. La piedra se desgasta, crece musgo y líquen, la humedad deteriora la lápida, las inscripciones se borran.

El último lugar de descanso de nuestro ser querido merece ser cuidado. Más allá de un espacio de despedida, las lápidas  pueden dar cabida a  los últimos recuerdos, a pequeños homenajes, a consuelo, a conversaciones íntimas con aquellos que estuvieron en el pasado.

Con el tiempo este espacio se desgasta, se decolora y se rompe. Las causas son varias, pueden ser la suciedad, líquenes u otros restos, o el propio paso del tiempo. Si no se mantienen, las letras pueden desgastarse hasta el punto de no ser legibles.

Para garantizar que todos nuestros hijos, y los hijos de nuestros hijos, puedan rendir respeto a sus antepasados, las lápidas deben limpiarse y restaurarse con regularidad.

Que un cementerio sea de «cuidado perpetuo» no significa que las lápidas reciban el mantenimiento que necesitan. El «cuidado perpetuo» suele referirse a la jardinería, el mantenimiento de los caminos y algunos cuidados generales de las lápidas, pero muy raramente incluye la limpieza de las lápidas.

 La mayoría de las lápidas se componen de piedras naturales, como la arenisca, el granito y el mármol. Durante mucho tiempo, los materiales más populares para la elaboración de lápidas fueron la piedra caliza y la arenisca. Esto se debe a que son materiales fáciles de tallar y, por tanto, la mayoría de las lápidas requieren un cuidado extremo al limpiarlas. Por desgracia, este tipo de lápidas también se desgastan mucho más rápido y son susceptibles de agrietarse en condiciones de congelación.

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Aunque es posible limpiar una lápida tú mismo, no es recomendable. Para garantizar que una lápida sufra el mínimo daño, se necesitan herramientas y soluciones de limpieza especiales, además de técnicas de limpieza cuidadosas. Al limpiar una lápida, es de suma importancia que no se utilice nada de lo siguiente

  • Cepillos de cerdas de alambre
  • Lavadoras a presión
  • Blanqueador
  • Agentes de limpieza ácidos
  • Limpiadores domésticos, como jabón o detergente
  • Sellador

Motivos por los que es necesario una limpieza y mantenimiento de tumbas

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  1. El lugar en el que reposan nuestros familiares o seres querido merece tener una apariencia aceptable. Es lo mínimo que podemos hacer de cara a la buena imagen que transmite una lápida limpia y cuidada ante todos los visitantes del cementerio.
  2. Es una forma de mantenerlos vivos en nuestra memoria. Les dedicamos parte de nuestro tiempo y es una forma de seguir compartiendo con ellos. Estamos haciendo algo por ellos incluso cuando ya han pasado a mejor vida.
  3. Los materiales de las lápidas o nichos, se agrietan con el paso del tiempo, una forma de ralentizar ese proceso es limpiar e intentar mantener en buen estado la tumba o nicho.

4. La vegetación, sobre todo hongos y musgos, hacen su aparición en la tumba y alrededores y la mejor forma de luchas contra ellos es realizar una limpieza periódica de la tumba.

5. Parásitos e insectos campan a sus anchas por las tumbas y lápidas descuidadas, en cambio, en lápidas relativamente limpias y cuidadas y mucho más complicado que aparezcan.

6. Acudir a visitar la lápida de un ser querido y observar que se encuentra limpia y bien conservada nos produce una sensación de bienestar que favorece un clima de paz y tranquilidad necesarios para realizar con gusto la visita al cementerio.

7. La utilización de productos específicos para limpiar la piedra de la lápida dan una sensación de brillantez que hace destacar una tumba cuidada de aquella que no lo está.

8. De igual forma que mantenemos limpias nuestras cosas debemos mantener limpio el lugar que ocupan nuestros seres queridos, a ellos les habría gustado que fuera así. Es lo mínimo que podemos hacer.

9. Las chapas e inscripciones se acaban borrando con el tiempo, es necesario limpiarlos con relativa frecuencia para mantenerlos legibles/visibles.

10. Por último, aunque resulte vergonzoso comentarlo, el peor enemigo de una lápida no es el clima , la vegetación o los insectos, es el propio hombre. Vandalismo, gamberradas y un largo etc. Hacen necesario estar al cuidado de nuestras lápidas y tumbas, tanto en su limpieza como en su mantenimiento.

La única forma de garantizar que una lápida se limpie y restaure adecuadamente es contratar un servicio profesional de limpieza de lápidas. Un limpiador de lápidas con experiencia tendrá acceso a las herramientas adecuadas y a los conocimientos de las distintas técnicas necesarias para limpiar y cuidar adecuadamente una pieza histórica tan frágil.

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